lunes, 3 de diciembre de 2012

Jauría @ La Trastienda 01-12-2012





El primer sábado de diciembre era especial para todos los amantes de Jauría: la banda regalaba en puerta un mini LP en el que estrenaban una nueva canción (“No pertenecemos”, testimonio de la polución a la que se ven sometidos los habitantes de la gran ciudad), sumado a que también era el debut porteño de Sebastián Ambesi, hermano de Mauro y ex integrante de Romanticistas Shaolins, que ingresó reemplazando a Esteban PichuSerniotti.

La noche dio inicio con un set vibrante pero poco valorado de los españoles Barricada. Los rockers de Pamplona ofrecieron lo mejor de su repertorio ante un público poco receptivo, quizás sorprendidos ante lo imprevisto de los repentinos invitados. La razón de tamaña banda oficiando de soporte de Jauría es que debieron suspender su show en Uruguay y se ofrecieron humildemente para amenizar la velada.

Con La Trastienda desbordando de gente y de algarabía, el team de Pertusi apareció tras el telón de la mano de “Ascenso”, y las reglas quedaron claras de entrada: Jauría es una banda que derrocha energía, con un Ciro cada vez más carismático y completamente entregado al disfrute. Tras los parches, Ray Fajardo demostrando furia, técnica, velocidad y un buen gusto totalmente envidiables. En la sección de cuerdas, los hermanos Ambesi son garantía de solvencia: tocan juntos hace años, y se entienden de perillas. La pared de sonido que construyen y el amor por los arreglos sutiles son ya su marca registrada. Con un equipo así, no quedaba otra que esperar lo mejor para esa noche.

A dos años de la ópera prima de Jauría, la mayoría de las canciones del disco ya son clásicas para su público. Si a eso le sumamos los covers de Attaque 77 que suelen incluir, hay lugar de sobra para la emoción. Precisamente, después de los aclamados “Tosco” e “Indios Kilme”, Ciro comentó que iban a tocar un tema que era nuevo en la lista pero viejo en cuanto a composición. Desde el baúl de los recuerdos, y directamente de 1995, la nostalgia 77 sacudió a los presentes con una más que cañera versión de “Santiago”, incluida en “Amén”, seminal disco del viejo grupo de Pertusi. 



Luego de tanta furia, una proclama existencialista: “Adiós a Dios”, casi una declamación autobiográfica de parte del cantante. Todos saltando y al borde del llanto, ya que es de ese tipo de canciones para cantar con la voz a punto de quebrarse. Si se habla de autocrítica, ¿qué mejor ejemplo que “Frente al espejo”? Este gran tema de la cosecha 77 dejó a muchos en un río de lágrimas, quizá recordando aquellos amores perdidos por la carencia de madurez.



Después de una nueva versión de “Austin” y de “Shangri-La”, la introducción de “The Imperial March” (su homenaje a la saga de “Star Wars”) dio paso a “Guerra en las galaxias” y su galope infernal cual si fuera un outtake de Bad Religion. Puro hardcore old school para una crítica a la violencia social. La sorpresa de la noche fue la inclusión de “Consejos del abuelo”. Este oldie que Attaque había estrenado en Obras durante la grabación de “Trapos” fue la excusa perfecta para desatar un pogo como en las viejas épocas de Cemento o el Arlequines.

El invitado estelar de la calurosa jornada fue precisamente un ex Attaque y ex Romanticistas: Federico Pertusi subió para interpretar un set heterogéneo de viejas y nuevas glorias. El team mestizo quedó conformado en ese momento por dos pares de hermanos: los Ambesi al mando de las cuerdas y los Pertusi turnándose en las voces, que primero entonaron “El tren”, tema que abre el disco de Jauría y que fue compuesto entre ambos. Claro, unidos por un pasado 77, era obligatorio el homenaje a la banda que ambos ayudaron a fundar. “Vórtice”, también craneada por ellos e incluida en “Karmagedon”, trajo a la memoria emotiva-colectiva el recuerdo de Cecilia, la chica que se arrojó a las vías del tren y a los brazos de la muerte por culpa de la incomprensión social y familiar. Para cerrar la intervención del menor de los hermanos, el cover de Romanticistas que Jauría incluyó en su debut. Según Ciro, “una canción anti fascista”, precisamente titulada “Religionaré”. Ovación para Fede y a seguir con todas las pilas porque aún quedaba mucho. 



La tormenta trajo la calma, disfrazada de “La gente que habla sola”. Luego, el tributo a Dragon Ball con “El poder nuestro es” y el recuerdo del doctor René Favaloro en las estrofas de “Western”. Llegando al final, el espíritu de Gilda se posó sobre las tablas para una acelerada interpretación de “No me arrepiento de este amor” en la que Ray demostró que es 50% humano y 50% un animal de la batería.

Como siempre, el final fue con “La Jauría”, declaración de principios del team y Fajardo destrozando su instrumento con un doble pedal para el infarto. Quedaba tiempo para una canción más, y desde los parlantes salió el himno a la unidad titulado “Donde las águilas se atreven”. Rostros agotados pero plenamente felices, los músicos abrazados derrochando alegría, y el sabor de una de esas noches que quedaran en la retina por siempre.  


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